viernes, 16 de marzo de 2012

Aceptalo: Sos Concubino



Discutir sin un objeto concreto y simulando o no-aceptando nuestra etaria maduración, debería ser la definición del diccionario para “Concubinos”.

Los tópicos de las discusiones suelen ser ridículos. Van desde el clásico “¿Quién apretó el dentífrico de la mitad y lo dejo sin tapa?” a “¿Cómo que no compraste preservativos?” (siendo fruto de una coincidencia que en ambos casos hagamos referencia a algo blanco que sale de algo tubular y que a veces termina siendo ingerido por una persona).

Los momentos suelen ser inoportunos. El hecho de olvidar el celular en la habitación mientras te duchas puede provocar el regreso de la Santa Inquisición (formato hogareño) previa revisada de tu pareja de los mensajes intercambiados, así como también la interrupción del “duchazo” así como la proverbial autosatisfacción romántica bajo el agua (que TODAS las personas del planeta Tierra han experimentado alguna vez).

Y los desenlaces suelen tener mucho tanto suspenso que podríamos considerar que nuestras vidas fueron guionadas por Alfred Hitchcock (y conociendo su afición por hacer “cameos” en sus películas comprenderíamos porque nuestros abdomen se hincha y el cabello insiste en desertar de su verdadera patria: el cuero cabelludo) a pesar de que mucho más convencidos agarraríamos cualquier guion de Víctor Maytland.
Suspenso porque aun en las relaciones más rutinarias, hay un horizonte incierto al final de cualquier conflicto nimio o inconmensurable. La pelea por “te toca lavar los platos porque yo hice la comida” puede terminar siendo la batalla más definitoria desde el desembarco de Normandía, peleada centímetro a centímetro sin aflojar y con una furia extrema, y el final podría ser tan sorpresivo como que alguno de los dos termine durmiendo la próxima semana en un colchón tirado en el living de Mamá.

“Concubinos” puede convertirse en “atrapado-sin-salida” o “compañeros-de-por-vida” (con un mínimo de musicalidad en ese versito) dependiendo de nuestra predisposición.

Pero, reconozcámoslo: ¿Cuáles son las chances de hoy, después de leer esto y reflexionar, no discutas? 

Seguramente hay muchas más chances de que, después de leer esto y reflexionar, recuerdes SIEMPRE llevar el celular al baño.