domingo, 7 de octubre de 2012

Carta Abierta Para Los Revolucionarios Conspirativos


Y mientras que algunos elucubran la destrucción, la misma ya fue planeada por la madre de las conspiraciones, aquello de lo que somos células que forman el organismo al que pertenecemos.

¿Qué rebelión encabezaría un riñón, portando un estandarte separatista del sistema digestivo?
¿Cuál sería el titulo del manifiesto escrito por el colectivo de pólipos intestinales?
¿Qué es lo que nos lleva a pensar que el individualismo garantiza nuestra importancia?

El desacuerdo es parte fundamental de las concordancias. No reconocer que la opinión es solo escapismo del reconocimiento de la insignificancia de aquel que es parte de los seis mil millones de otros que comparten habitación con uno mismo, es ignorar lo previo.

Hay un sentimiento que me rodea y es que lo inevitable existe y se repite sin cesar, y esa falta de tope es lo que la afirma y le da su status de existente.
Me dice que todo está en su prefecto lugar, como si de un rompecabezas se tratara, y al mismo tiempo sus partes son móviles y todo el esquema es perfecto y perfectible al mismo tiempo. Que el rebelde y el sumiso son mutuos reflejos conceptuales y que el prefijo contra no modifica las palabras sino que meramente las adjetiviza sin cambiar sus componentes esenciales.

El sistema existe y lo hace utilizando la misma burda estratagema que la fe: nosotros los que lo nombramos lo creamos. Existe porque si. Porque somos la carne que lo alimenta, los rebeldes que lo niegan y le dan entidad en el mismo paso, los ignorantes que lo aceptan sin permitirse dudar, y los cínicos que lo entienden y se permiten disfrutar del tránsito a través (temporal y físicamente) de el.

¿Qué revolución puede suceder sin la validez de los argumentos?