La mentira es un modo de vida. Es una forma de comunicación. Es un uso del lenguaje. Es una construcción conceptual volátil y al mismo tiempo estructura de la sociedad en la que vivimos.
El uso de ella en los niños es reconocido como prueba de avance intelectual. El uso de ella en el último estadio de la vejez se llama Alzheimer y lo provoca nuestro mismo cuerpo.
Somos una mentira. Nos ubicamos en el tope de los animales, nos separamos de esa clasificación. Nos desligamos de nuestra unión con el entorno. Ignoramos nuestros pies llenos del barro que conforma la realidad. Miramos hacia adelante y decimos que el horizonte es infinito, cuando la realidad y la curvatura de la tierra nos podría mostrar que dando una vuelta completa lo único que miramos al mirar adelante es nuestro agujero del culo.
Ni siquiera miramos hacia arriba, allá adonde no existe la humanidad ni su transpiración diaria. No miramos al espacio, inerte, insípido e indoloro. No miramos nada.
La virtualidad es una mentira. El mundo a través de los ojos de cualquiera es otra. La interpretación sensorial y la electrónica, la una sobre la otra o todo junto, son mentiras.
Pero casi nadie tiene la voluntad de mentir. Lo que hacemos es negar. Renegar. Ignorar. Omitir.
Mirar para el otro costado.
¿Cuál es la ganancia que obtenemos no mirando al tipo que duerme en la calle? Mirémoslo y abracemos la puta realidad en la que vivimos. Experimentemos alegremente la sucesión de temor, angustia y expiación que nos da reconocer que podríamos hacer algo, pero que no es nuestra culpa y que hay otra gente que va a ayudar a esa alma. O no.
Mirar para el otro costado.
¿Cuál es la ganancia que obtenemos no mirando al tipo que duerme en la calle? Mirémoslo y abracemos la puta realidad en la que vivimos. Experimentemos alegremente la sucesión de temor, angustia y expiación que nos da reconocer que podríamos hacer algo, pero que no es nuestra culpa y que hay otra gente que va a ayudar a esa alma. O no.
Nuestra vida es un hecho. Una realidad. Innegable y, a veces, innecesaria. No somos los únicos en la Tierra y todos los demás son individuos. No nos neguemos negando a los demás.
Sigamos mintiendo e ignorando todo lo que nos plazca, pero hagámoslo a conciencia y con placer.
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